9.-A modo
de conclusión.
No dejemos que la hojarasca matemática, desde luego fructífera
e inevitable, nos haga perder de vista qué ha sucedido realmente.
Al estudiar fenómenos en los que aparece implicada la velocidad
de la luz, la física clásica de Galileo , Newton, Maxwell,...
empieza a chirriar.
En el paso del siglo XIX al XX se tiene que aceptar un cambio conceptual
aparentemente sencillo: la velocidad c de la luz es un absoluto en cualquier
sistema de referencia, y ninguna partícula puede moverse con
esa velocidad.
Este postulado, junto con la exigencia de que siga siendo válido
el principio de relatividad de Galileo, para que todas las leyes físicas
sean observadas igual sea cual sea el sistema de referencia inercial
desde el que se observan, dio lugar a la teoría
de la relatividad restringida de Einstein, de la que hemos dado unas
ideas introductorias.
Los conceptos físicos más estables en la física
clásica quedan "bastante" modificados en la teoría relativista.
La longitud de un objeto cambia cuando se mueve,
el tiempo no corre por igual para todo el
mundo, los cuerpos no conservan su masa
cuando se mueven, un cuerpo sin velocidad
tiene energía, la energía y la masa son
la
misma cosa en el fondo, partículas ¡sin
masa! se mueven a la velocidad de la luz, dos fenómenos simultáneos
para un observador no lo son para otro,...
No hay duda de que la física, en las primeras décadas
del siglo XX, hizo un profundo cambio conceptual, que aún sigue
dando resultados claves para nuestra interpretación de las leyes
del mundo físico en el que vivimos (relativamente hablando, por
descontado...)