Es
difícil encontrar un consenso más aceptado que aquel que dice que
Galileo es el iniciador de la ciencia moderna. Y no tanto por lo que
hizo, que fue mucho, sino por lo que dijo sobre cómo lo hizo, que ha
condicionado la historia de la ciencia posterior a sus escritos.
No
entraremos aquí en sus descubrimientos (que podemos resumir en dos
grupos, los astronómicos y los cinemáticos/dinámicos) sino que
intentaremos abordar la figura de Galileo desde el punto de vista
filosófico. Si nos ceñimos al aspecto clásico, Galileo
inicialmente se declara tomista, es decir, aristotélico. Sin
embargo, su manera de hacer ciencia, dando forma matemática a sus
afirmaciones y deduciendo estas de lo observado en sus experimentos,
puede parecer1
que lo acercan al platonismo, con reminiscencias pitagóricas
incluso. Pero deducir se puede hacer de muchas maneras, y Galileo
introduce la
inducción como
sustrato básico del análisis de la realidad observada. Mirando
su obra desde nuestro punto de vista moderno está claro, en mi
opinión, que Galileo es todo menos dogmático2
en su orientación científica, y hace nacer el equilibrio entre
teoría y
praxis, entre razón
y sentidos, propio ya totalmente de la época moderna.
En
esa óptica moderna, la inmensa mayoría de los científicos utilizan
el método
inductivo/deductivo
establecido como paradigma del método científico por Galileo. En
esta órbita claramente aristotélica, compartimos metodología con
Bacon, Newton3,
Locke, los empiristas y positivistas… Sin embargo, no es la única
metodología posible desde el punto de vista filosófico, y así
podemos encontrarnos con métodos que introducen parámetros
apriorísticos (Platón, Descartes, Berkeley, los racionalistas e
idealistas…) o
intuicionistas4
(Hume, Popper,…) sin olvidar a los negacionistas metodológicos (Feyerabend, Mayr…) Así
pues, en los momentos actuales hay una cierta discrepancia -no
siempre interiorizada- entre científicos y filósofos. Los primeros
aceptan, un tanto acríticamente, la metodología galileana,
inductiva, mientras que los segundos tienen muy en cuenta las
objeciones (esencialmente, la
necesidad de una cierta regularidad en lo observado, que no debe
darse por supuesta) que Hume
hace a la inducción como herramienta metodológica válida.
Pero
en cualquier caso, seguimos considerando a Galileo como la bisagra
entre dos maneras de hacer ciencia, pero,
sobre todo, considero que es una bisagra entre las posiciones
anteriores, que intentaban reconciliar lo más posible fe y razón, y
las posiciones modernas -por él inauguradas bastante
trágicamente5-
en las que se ha abierto definitivamente un abismo entre fe y razón, entre creencia y ciencia. El humanismo renacentista
tiene en Galileo uno de sus paradigmas, y nosotros tenemos en él a
nuestro primer científico, ¡metodológicamente hablando!
***
José Carlos Vilches
Peña, Vielha,
mayo 2015
3Nace
en 1642, el mismo año en que muere Galileo...
4En
la enseñanza secundaria, e incluso en la universitaria, de nuestro
país se siguen mezclando el método inductivista con el
intuicionista, metiéndolos bajo una misma etiqueta galileana, cosa
bien incorrecta pues Galileo hablaba siempre
ex
suppositione y
no ex
hypothesi...(modus
ponens)
5Sin
olvidar a Giordano Bruno o a Miguel Servet…
Fuentes
consultadas
Se
referencian estrictamente las realmente utilizadas a fondo de una
manera u otra; cuando es pertinente, se añade (en azul) qué parte
de la obra se estudió.
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