Es bien complejo acercarse a
cómo Augusto logra establecer y condensar un poder personal tan
completo en la nueva figura del “emperador”. La principal
dificultad para ello es que lo hace sin aparentes rupturas con el
modelo formal republicano, lo que nos obliga a rastrear los cambios
por debajo de los falsos “no-cambios”. El problema de Augusto con
la formación del poder personal imperial es que debe crearlo y
ejercerlo sin que se note en exceso, sin levantar sospechas de una
vuelta a la monarquía, manteniendo pues una gran dosis de “ficción
republicana” (lo que, de hecho, se perpetuará: nunca se declarará
formalmente abolida la República romana...) Ello es sólo posible
gracias al carisma de su auctoritas,
a la asunción de facto de la herencia política de Julio César, con
su ingente volumen de complicidades familiares, militares,
clientelistas,... Pero a diferencia de Julio César, con cuya muerte
acaba su “programa” político, Augusto da un paso más allá y
logra formalizar una
estructura política -la
cual, sin desmantelar formalmente las estructuras anteriores,
las trasciende y las vacía de poder real- que se incorporará al
sistema político romano hasta el final de la existencia del mismo,
cuando a mediados del Siglo XV desaparezca, con la caída de
Constantinopla, lo ya poco que quedaba del Imperio romano de Oriente.
Para enfocar el trabajo lo más
claramente posible, lo dividiremos en dos grandes bloques: por un
lado, haremos un panorama de los cargos y funciones que
Augusto consiguió acumular a lo largo de su vida, comentando
brevemente cómo se mantuvieron las funciones de esos cargos respecto
a las “auténticas” funciones que habían tenido antes. Y por
otro lado, veremos qué nos dice el propio Augusto de la
consecución y del uso de su poder, una información que, si bien es
inevitablemente sesgada, es clave para entender este proceso de
formación del poder imperial romano.
➊Quizás la manera más
ordenada de acceder a lo que hizo Augusto para “fundar” el poder
imperial sea establecer una cronología, aún siendo conscientes de
la dificultad de algunas precisiones, que no siempre podremos
concretar /documentar totalmente. Incluso hay que aceptar un cierto
grado de “desconocimiento” de algunas fechas clave y algunas
discrepancias entre diferentes fuentes1,
lo que muy posiblemente deriva en gran parte de la “tortuosidad”
del proceso desarrollado por Augusto.
Este es el resultado de la
recopilación emprendida a base de consultar diferentes fuentes2,
(se ha evitado poner notas sobre los detalles, para una mayor
claridad, pero podrían documentarse todas las afirmaciones que
siguen) y cuyo arranque situamos, arbitrariamente, en el año 43
a.C., justo después de la muerte de Julio César. Aún quedan varios
años hasta Actium, pero nos ha parecido conveniente hacer ver que
Augusto empieza su ascensión al poder en cuanto puede...
(Anteriormente a la muerte de César, ya había sido nombrado
pontifex el mismo día en
que vistió la toga virilis en
el 48 a.C., César lo había
promovido a patricio en el 47
a.C. y había sido
el praefectus urbi
durante la feriae latinae) Tras
ser adoptado por Julio César -lo que se supo en el momento de la
lectura del testamento de este- Octavio
empieza
su camino propio hacia su
conversión en Augusto:
►43 a.C. (enero): Se hace
nombrar propretor (ayudado, curiosamente, por Cicerón3...),
accediendo también al rango consular, asegurando por tanto su
imperium propretoriano.
►43 a.C. (agosto): Consigue ser
cónsul, a pesar de no tener la edad apropiada para ello. Con Antonio
y Lépido forma el Segundo Triunvirato. El Decreto de Proscripción
abre una etapa oscura en el camino de Augusto hacia el poder.
►42 a.C.: El Triunvirato
declara que Julio César se ha convertido en “dios” (un estatus
que le confería más majestad, sin implicaciones religiosas) de
manera que Augusto resulta que es un divi filius. Ello
confiere mas peso a sus decisiones en esta primera etapa, aunque
posteriormente dejó de hacer referencia a ello por no hacerse
“competencia” a sí mismo.
►38
a.C. (ó 40, según algunas fuentes): Imperator, con
el sentido militar de siempre pero añadiendo un carácter civil al
título.
►36 a.C.: Se le confiere la
tribunicia sacrosanctitas, que lo hace “intocable” sin
tener que ejercer siquiera el cargo de tribuno.
►33 a.C.: Segundo consulado.
Desde el 31 a.C., Roma le da su confianza sistemáticamente y se le
renueva el título de cónsul cada año, con las correspondientes
elecciones.
►40 a.C. hasta 29 a.C.:
reaparecen los cónsules sufectos, que no hubo en el 42 y 41 a.C.
Todos ellos son nombrados entre sus partidarios...
►29 a.C.: No nombra sufectos,
pero él permanece en su puesto, a pesar de una propuesta meramente
formal de vuelta a la tradición republicana.
►28 a.C.: Declara abolido el
triunvirato, que ya no necesita para nada. Realiza un nuevo censo, y
lo aprovecha para establecer su control sobre el Senado, convirtiendo
cualquier oposición en meramente testimonial. Es declarado por ese
Senado complaciente “princeps Senatus”, un titulo que
ostentaría el resto de su vida, y que en realidad no era un nuevo
título creado ex-profeso, dado que el Senado ya lo había usado
antes. Pero Augusto, como en los demás cargos que ocupe, le cambiará
el sentido y el uso, convirtiendo el concepto de princeps en
un estandarte de su mandato. Tanto es así que se habla muchas veces
de esta época como del “Principado”.
►27 a.C.: Hace un amago4
(a finales del 28 a.C./principios del 27 a.C.), claramente táctico,
de abandono de la vida pública para retirarse a la privada. El
Senado le insiste y le “convence” de que siga con el consulado,
con el mando de todo el ejército, con las administraciones
provinciales más delicadas y/o nuevas, con su control de Egipto de
manera totalmente autónoma, como si de una propiedad privada se
tratase (Señor de las Dos Tierras, Rey de Reyes, todo un faraón...)
... Y así, en enero de ese año es designado como Augusto (“el
Venerado”) y se le concede el imperium maius5,
dos conceptos muy diferentes (uno de ellos nuevo, el otro no) que
pasarán a todos los emperadores posteriores precisamente como
“Emperador Augusto”.
►23 a.C.: Una vez vaciado el
poder real de los cónsules a base de toda la estructura organizada
en paralelo a la preexistente, abandona el consulado, pero hace que
se le concedan poderes tribunicios, la tribunicia potestas, en
principio por diez años, y, en realidad, a perpetuidad. Desde muchos
puntos de vista, este parece ser el paso decisivo en la consecución
del auténtico poder por parte de Augusto.
►Por estas fechas adopta la
designación nominal de Imperator Caesar Augustus, en la que
vemos tres características bien definidas de sus puntos de apoyo: lo
militar, el legado de César y la sumisión del Senado, en ese orden.
►19 a.C.: Se le rinden honores
de cónsul vitalicio, y tiene así el imperium consular sin
tener que ocuparse realmente del cargo, como ya hizo con la
tribunicia potestas. Sobre estas dos bases asentó su manera
de ejercer el poder en la práctica, alejándose en la medida de lo
posible de todo lo que pudiera identificarse como un intento de
acapararlo, lo cual era en realidad lo que hacía. Su manera de
trabajar, metódica en extremo, le permitió ir consiguiendo todo el
poder tal como se lo había propuesto, con una gran dosis de
disimulo, aunque cabe suponer que no era difícil para sus
contemporáneos ver lo que estaba pasando... Otra cosa diferente es
que pudieran (o quisieran) oponerse a ello.
►12 a.C. Se hace nombrar
Pontifex maximus, después de la muerte de Lépido, cargo que
conserva, como tantos otros, hasta su muerte. También se le nombra
curator legum et morum, cuya función concreta y plasma
Augusto en diferentes leyes. Aunque eran cargos en teoría más
religiosos que políticos, Augusto los ejerció de manera que
reforzasen aún más su auctoritas.
►2 a.C. Pater patriae,
una denominación honorífica, un reconocimiento un tanto adulador de
los servicios prestados a Roma. Tampoco era nada nuevo, se había
usado anteriormente, por ejemplo aplicándoselo a ¡Cicerón! y a
Julio César...
Vemos pues que Augusto utiliza en
su manera de acumular poderes, de acumular “el poder” en la
medida que le es posible en cada momento, una mezcla de cargos
políticos y religiosos, una mezcla de cargos tradicionales
(aunque sin las funciones que les eran propias) y de nuevos
títulos creados por/para él, tanto de manera personal única
como de manera colegiada (aunque sus “colegas” serán siempre
elegidos entre sus allegados, como Agripa, por ejemplo)
Pero si tuviésemos que retener
en la memoria uno sólo de todos los títulos y cargos que tuvo
Augusto, tendría que ser el de princeps
, que resume muy bien el hecho de que todo lo tiene bajo su control
siendo el “primer ciudadano de Roma”. No fue una designación
estática, sino dinámica, adaptándose a la situación de cada
momento, en un proceso acumulativo de poder, de poderes, que
antes estaban diseminados en diferentes instituciones y que ahora
quedan amparados bajo ese título, al menos de facto ya que no
siempre de iure.. La condensación de todos los poderes en una
única persona hace que podamos hablar de una dictadura en la
práctica, pero sin que se reconozca dicho título en ningún
momento. Pone Augusto todo el cuidado en evitar formas externas que
puedan recordar la monarquía o la dictadura, aunque en realidad eso
es lo que se está llevando de facto a la vida política
cotidiana. (En el 22 a.C. rehúsa explícitamente la dictadura, por
ejemplo...) Rechaza también algunas funciones y cargos que se le
proponen convertir en vitalicios, como la annona y el propio
consulado. Cuando acepta algunos de los cargos comentados antes, lo
hace siempre justificándose con la necesidad, con el sacrificio por
los intereses de Roma, la dificultad del gobierno provincial alejado
de la metrópoli,... Su táctica consistió esencialmente en
legitimar, vía plebe o vía Senado, todas las
apropiaciones ilegítimas que realizó del poder. Las
instituciones republicanas mantienen, en mayor o menor grado, su
apariencia, pero no su poder, que ha sido desviado hacia el sistema
imperial que está desarrollando Augusto y que heredarán, sin
demasiadas discusiones, sus sucesores.
➋Una vez visto el proceso de
creación del poder imperial por parte de Augusto, podemos dar la
vuelta a la moneda y ver cómo vio él dicho proceso. No es una
situación frecuente el poder hacer una cosa así, pero resulta que
Augusto quiso dejar escrito -en un soporte perdurable- su visión
de lo que había sido su gobierno.
Son varios los documentos que
Augusto generó explícitamente con la intención de que perdurasen,
además de los que la actividad normal de la burocracia de la
administración del Imperio iba produciendo. Disponemos así6
de instrucciones concretas para su funeral, de una recopilación
-“breviarium imperii”- de
detalles sobre las cuentas del imperio y la manera de gestionarlas,
de una exhortación a Tiberio en la que recomendaba el mantenimiento
de las fronteras del imperio tal como estaban, de su testamento
-depositado en el templo de las Vestales- y de las Res
gestae, el documento sobre el
que vamos a trabajar a continuación. Cabe suponer que todos ellos se
habían desarrollado poco a poco en los últimos años de su vida, y
sabemos que apuró mucho los plazos. Por ejemplo, las Res
Gestae Divi Augusti están
fechadas el 13 de mayo del 14 d.C., y Augusto murió el 19 de agosto,
a punto de cumplir los 77 años, tras casi 44 años de gobierno del
Imperio.
En realidad, el documento que nos
ocupa, “Hechos del divino Augusto” fue pensado para ser
colocado en unas columnas de bronce en el mausoleo que Augusto se
había hecho construir. No es pues un documento privado, como pueda
serlo -al menos en parte- un testamento, sino que se trata de narrar
unos hechos que se desea explícitamente que sean conocidos por
todos.
Además
de las referencias escritas por Suetonio y Dión Casio,
nada
se ha encontrado de las supuestas columnas de bronce destinadas a
contener y difundir el texto de Augusto. La primera referencia
documentada sobre
el texto aparece
en lo que hoy es Turquía, en la capital de Anatolia, Ancyra, la
actual Ankara. A mediados del Siglo XVI
el
emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico Fernando I envía como
embajadores ante Solimán
“el Magnífico” a Ogier de Bousbecque de Batavia7
y el obispo Antonio Verantio .
Ambos
narran su viaje y sus experiencias como embajadores,
y en particular el primero, Ogier, escribe
el
libro “Itinera Constantinopolitanum et
Amasianum” , publicado también como “A. G. Busbequii D.
legationis Turcicae epistolae quatuor”, conocido
en inglés como “Turkish
Letters”. En esa narración
Ogier explica8
cómo hace copiar en 1555 una
inscripción que encuentra en Ancyra, grabada en mármol, y que es el texto de Augusto que nos
ocupa, en latín y en
griego9. Posteriormente, encontramos
referencias a esa inscripción en Daniel Cossonio y Jacobi Gronovio
en 169510,
en Jose Pitton de Tournefort en 170111, en Paul Loucas en 170512, en
Georges Perrot13 y
Edmond Guillaume en 186114, ... hasta
llegar a una edición publicada por Teodoro Mommsen (autor
del
Corpus Inscriptionum
Latinarum)
en 188315
que puede considerarse ya quasi-definitiva. También
se encontraron
fragmentos, en mejor o peor estado, en lugares como Apolonia
y Antioquía16.
Lo primero que habría que
comentar es si nos encontramos ante un texto “histórico” o no.
Hay que tener en cuenta que en el momento en el que nos encontramos
ya existe la “Historia” como tal, es decir, los acontecimientos
han conseguido “singularizarse” y adquirir importancia
individual. Y así los trata Augusto en su trabajo, por lo que
sí cabe decir que estamos ante un texto con carácter histórico.
Evidentemente, hacer la historia del Imperio de Augusto a partir
solamente de sus Res gestae sería absolutamente
incorrecto, pero hacerlo sin tener en cuenta lo que Augusto mismo nos
cuenta, también lo sería. Lo propio, como siempre en la Historia,
es el contraste entre las diferentes fuentes17
(Apiano, Dión Casio, Tácito, Patérculo, Plutarco, Suetonio,
Cicerón, Nicolás, Estrabón, Plinio el Viejo...) incluyendo lo que
Augusto nos dice de sí mismo, en un documento “en el que no
miente, pero a veces tampoco dice la verdad ”18.
Pero ¿era realmente la intención
de Augusto escribir un texto “de Historia”? Mucho nos parece que
esa “historicidad” ha sido un atributo que hemos añadido
posteriormente, en nuestro afán de asignar etiquetas e intenciones a
cualquier documento o hecho histórico. Sin embargo, las Res
gestae es un texto de difícil catalogación. Puede
recordarnos a los elogia republicanos, pero ni su extensión
ni su narración en primera persona encajan con la tradición de esos
elogia. Más bien cabría decir de él que se trata de un
“simple” resumen, balance, rendición de cuentas... de su
actuación en el poder, y que si hay en él alguna intención es la
de la proyección hacia el futuro de una imagen idealizada de
Augusto, quien evidentemente selecciona los hechos que le convienen y
los presenta de la manera que le conviene.
Respecto a la
idea, al concepto, del poder que se desprende del documento de
Augusto, podemos ver tres características que nos pueden orientar a
lo largo del mismo. En primer lugar, Augusto no olvida nunca que su
poder
-como mínimo, formalmente- emana
del Senado y se apoya en la opinión pública,
a la que en todo momento está atento y procura contentar. En segundo
lugar, Augusto “sabe” para qué debe usarse ese poder, y podemos
verlo de manera
transparente en lo que nos dice el poeta Virgilio: "Tu
regere imperio populus, Romane, memento (hae tibi erunt artes),
pacisqui imponere morem, parcere subiectis et debellare superbos"19
El uso pues del
poder por parte de
Augusto debe ir dirigido así a “regir las naciones y darles la
paz”. Y en tercer lugar, Augusto
en cierta manera se ve "obligado" a escribir sus Res
gestae, de manera
que su mundo tuviera conciencia de lo que había hecho con el poder
que se le había otorgado (o que él había acumulado...), actitud de
“justificación”
que muy posiblemente tenga su origen en la
conciencia de lo
ilegítimo del proceso seguido para la creación del poder personal
imperial. En las Res
gestae (está por
ver si no habría que hablar realmente de rerum
gestarum, dada la
selección un tanto sesgada que hace de los hechos que narra)20
estamos pues frente a un documento de carácter totalmente
justificativo (ante sus coetáneos) y con una intencionalidad de
proyección histórica hacia sus sucesores (como dice Suetonio:
“...que su ejemplo
sirviese para que se le juzgase a él mismo mientras viviese y a
todos los príncipes sucesores suyos..."21.
➌No seguiremos nosotros, y
daremos la palabra al propio Augusto. Se seleccionan a continuación
unos fragmentos -no todos, ni mucho menos, sólo los que parezcan
necesarios- de las Res gestae
en los que queremos ver lo que antes se ha desarrollado. Y si en
alguno de ellos se nota la sensación de que se han sacado de
contexto, debe advertirse que ello se ha hecho de manera consciente
para intentar poner de relieve también lo que no se dice
explícitamente.
►Sobre
los honores de Augusto, su origen y sus rechazos:
I-2: ...el Senado... ...entre los cónsules... ...me dio
el imperio...
I-3: ...[el Senado]... ...Dispuso que yo, en condición
de propretor...
I-2: ...el Senado... ...entre los cónsules... ...me
dio el imperio...
I-3: ...[el Senado]... ...Dispuso que yo, en condición
de propretor...
I-4: ...[el Senado]... ...me nombró cónsul y triunviro
para ordenar la República. ..
IV-1: ...Dos veces recibí la ovación... ...tres veces
el triunfo curul... ...aclamado 21 veces emperador,...
IV-4: ...cónsul trece veces... ...año 37 de la
Tribunicia Potestad cuando escribo estas memorias...
V-1: ...No acepté la dictadura que me ofreció el
pueblo y el senado ...
V-3: ...No acepté el consulado anual y perpetuo ...
VI-1: ...no quise
aceptar ninguna magistratura contraria a las costumbres
de nuestros antepasados. ..
VI-2: ...Y aquellos
actos que el senado quiso que de ahora en adelante fuesen realizados
por mí... ...sobre la base de la tribunicia potestad...
...espontáneamente, pedí y obtuve un colega...
VII-1:...triunviro para la ordenación de la
república...
VII-2:...Princeps del Senado por 40 años ...
VII-3:...fui Pontífice Máximo ...
VIII-1:...por voluntad del pueblo y del senado ...
X-1: ...Por decreto del senado... ...que tuviese la
tribunicia potestad de por vida. ..
XII-1:...Por decisión del Senado...
XII-2:...el Senado decretó ...
XIV-1:...El Senado y el Pueblo romano, en mi honor ...
►Sobre
su actitud
hacia la Republica:
I-1: ...devolví la
libertad a la república ...
I-3: ...para que la
República no sufriese daño alguno ...
I-4: ...[el
Senado]... ...me nombró cónsul y triunviro para ordenar la
República.
VII-1:...triunviro
para la ordenación de la república...
►Sobre
su generosidad y sus gastos que le conlleva:
I-1: ...alisté un
ejército... ...financiado por mí...
V-2: ...No rechacé
el encargarme de la "annona” en el momento de la gran
escasez... ...liberar en pocos días a la ciudad entera del
peligro... ...temor gracias a mis gastos y preocupaciones....
XV-1:...di a cada
uno de los hombres de la plebe romana, trescientos sestercios... ...y
cuatrocientos sestercios de los botines de guerra... ...cuatrocientos
sestercios de mi patrimonio.... ...hice doce distribuciones de grano
con granos comprados por mi... ...di, por tercera vez, cuatrocientos
sestercios...
XV-2:...di sesenta
denarios a los trescientos veinte mil miembros de la plebe urbana ...
XV-3:...di mil
sestercios a cada una de las colonias de mis soldados... ...cerca de
ciento veinte mil hombres recibieron la donación ...
XV-4:...di sesenta
denarios a cada miembro de la plebe... ...más de doscientos mil
hombres...
XVI-1:...asigné a
mis soldados. La suma fue cercana a los seiscientos millones de
sestercios cuando pagué las tierras de Italia, y cerca de doscientos
sesenta millones cuando pagué las tierras de provincias ...
XVI-2:...devolví a
sus colonias a los soldados... ...a quienes pagué enteramente en
dinero... ...cerca de cuatro millones de sestercios.
XVII-1:...Ayudé
cuatro veces al erario con mi propio dinero ...
XVII-2:...versé, de
mi patrimonio, al erario militar... ...ciento setenta millones de
sestercios. ...
XVIII-1:...hice
asignaciones de grano y de dinero, de mi granero y de mi
patrimonio... ...a cien mil o más personas...
XXI-3:...cada vez
que fui aclamado emperador, no acepté el oro que los municipios y
colonias me decretaron ...
►Sobre
su actitud hacia los enemigos y amigos:
II-1: ...exilio a
los que asesinaron a mi padre... ...castigué su crimen. .. ...cuando
hicieron guerra a la República los vencí dos veces.
III-1: ...perdoné a
todos los ciudadanos que me pidieron el perdón ...
III-2: ...Preferí
salvar en vez de destruir...
►Sobre
su servicio al
pueblo:
VIII-2:...hice el
censo de la población ...
VIII-5:...repuse en
vigor costumbres antiguas... ...mantuve... ...muchas costumbres
dignas de imitar.
XXII: ...Di tres
veces juegos gladatorios a mi nombre... ...cinco veces los di a
nombre de mis hijos... ...Dos veces ofrecí a mi nombre y tres veces
a nombre de mis sobrinos, juegos de atletas... ...Ofrecí cuatro
veces juegos en mi nombre y veintitrés veces en lugar de otros
magistrados... ...Veintiséis veces, en mi nombre y en el de mis
hijos y sobrinos, ofrecí al pueblo caza de bestias africanas en el
circo...
►Sobre
lo que construyó/restauró/donó:
XIX-1:...Construí
el Senado... ...el Calcídico... ...el templo de Apolo... ...el
templo de Divo Julio... ...el Lupercal... ...el pórtico en el circo
Flaminio...
XIX-2:...el templo
de "Iovis Feretri et lovis Tonantis" en el Campidolio; el
templo de Quirino; los templos de Minerva, de Juno reina y el de
Júpiter liberador en el Aventino; el templo de los Lares al final de
la Vía Sacra; el templo de los Penates en la Velia; el templo de la
Juventud y el templo de la "Magna Mater" en el Palatino.
XX: ...Restauré...
...Campidoglio y el Teatro de Pompeyo... ...sin colocar una
inscripción a mi nombre. .. ...los acueductos... ...dupliqué el
acueducto llamado Marcio... …concluí el Foro Julio y la basílica
entre el templo de los Castores y el templo de Saturno... ...restauré
ochenta y dos templos de dioses en la ciudad... ...restauré la Vía
Flamin ia...
XXI-1:...Construí
en terrenos privados el templo de "Martis Ultoris" y el
foro de Augusto. … ...el teatro en las cercanías del templo de
Apolo ...
XXI-2:...Consagré
dones de los botines de guerra... ...me costaron cerca de cien
millones de sestercios.
Y
así se podría seguir hasta el final de las Res gestae,
pero con lo dicho ya es
suficiente para corroborar las afirmaciones hechas antes: Augusto repite
hasta la saciedad que su
poder emana del Senado y del pueblo romano
(el viejo y conocido SPQR), insiste en que su actitud
es de absoluto respeto hacia la República,
utiliza cuantas magistraturas y cargos le
convienen y de la manera
que le convienen, deja patente su
generosidad en dinero,
construcciones y juegos,...
Por comparación con lo visto
anteriormente, ya sabemos que hay un abismo entre lo dicho y lo
hecho. No son “mentiras” lo que se dice, pero tampoco es la
verdad al cien por cien, dado que se tergiversa lo que realmente
sucedió.
Y
también observamos clamorosos silencios de Augusto. En particular,
dos llaman poderosamente la atención. Por un lado, no se hace la más
mínima referencia al imperium proconsulare maius,
clave en la historia de Augusto, y por otro no se hace tampoco
ninguna referencia a la turbia etapa de la proscripción.
Para
acabar con este recorrido por la ascensión de Augusto al poder,
habría que señalar que, en realidad, nadie de la época podía
llamarse a engaño de lo que estaba sucediendo y de lo que iba a
suceder si Augusto acababa de conformar el poder imperial tal como se
estaba haciendo. Y es el mismo Augusto el que les avisa, como cuenta
Suetonio22
cuando en el año 2 a.C. se le declara pater patriae,
y en su discurso de agradecimiento dice “Llegado al colmo
de mis deseos, padres conscriptos, ¿qué podéis pedir ya a los
dioses inmortales, sino que prolonguen hasta el fin de mi vida este
acuerdo de vuestros sentimientos hacia mí?
“Hasta el fin de mi vida”
les dijo Augusto que quería
mandarles, pero no iba
a ser sólo eso, sino que
el poder creado por Augusto iba a transmitirse
hasta el final del Imperio de
Oriente, quince siglos más
tarde. Augusto emprendió muchas reformas que fueron importantes en
la vida de Roma,
pero su mayor obra, sin
duda, fue la propia creación de ese
Imperio romano.
NOTAS:
1Apiano,
por ejemplo, afirma que Octavio fue nombrado tribuno vitalicio,
mientras que Dión Casio sólo habla de la sacrosanctitas.
El mismo Dion, cuando se refiere a los poderes tribunicios plenos,
habla de dos fechas diferentes, 30 y 23 a.C. Ver EVERITT,
pág 395, nota 1 del cap. 11 (Ver
Bibliografía)
2Dichas
fuentes han sido, concretamente, las siguientes.
(Ver
Bibliografía)
GRIMAL, “Historia de Roma”,
pág. 83-92
MANGAS,
“Historia
universal.
Edad Antigua. Roma”,
pág. 242-247
BLOCH
y
COUSIN,
“Roma y su
destino”,
pág.
253-260
EVERITT,
“Augusto. El
primer emperador”,
seguimiento del índice de las pág. 418-421.
SUETONIO,
“Los doce
césares”,
pág. 53-113
ESPLUGA,
material de la asignatura “El
món romà”,
pág. 105-109
5EVERITT,
en la obra ya citada, pág. 399, hace una discusión sobre si se
trataba de un maius
imperium proconsulare o
un nivel inferior, sin capacidad de obligar, el aequum
imperium proconsulare.
6Ver
EVERITT, pág. 366-367, quien posiblemente se basa
en
SUETONIO, “Los
doce césares,
Augusto”,
CI, pág. 112-113
8THORTON,
Charles, “The Life and
Letters of Ogier Ghiselin de Bousbecq”,
consultable en línea en :
http://www.archive.org/stream/lifelettbusbecq01forsuoft/#page/n7/mode/2up
En la Letter I hay un capítulo titulado "Monumentum
Ancynarum", y a caballo entre las páginas 142 y 143 (con una
aclaración del traductor a pie de página) nos dice el traductor
que Ogier dijo lo siguiente:
(verlo en:
http://www.archive.org/stream/lifelettbusbecq01forsuoft/#page/n161/mode/2up)
"...Here
we saw a very beautiful inscription, containing a copy of the
tablets in which Augustus gave a summary of his achievements. We
made our people copy out as much as was legible. It is engraven on
the marble walls of a building now ruinous and roofless, which
formerly may have formed the official residence of the governor. As
you enter the building one half of the inscription is on the right,
and the other on the left. The top lines are nearly perfect; in the
middle the gaps begin to present difficulties ; the lowest lines are
so mutilated with blows of clubs and axes as to be illegible..."
16Curiosamente
Ancyra, Apolonia, Antioquía... son lugares del mundo heleno, dando
la sensación de que Tiberio, que fue el que hizo la difusión del
texto de Augusto, se hubiese preocupado más por ese mundo que el
por el propiamente romano...
17Ver
EVERITT, pág. 407-409
21De
un Edicto de Augusto, recogido por SUETONIO
en Los doce Césares, Vida de Augusto,
XXXI, pág. 72.
22SUETONIO,
“Los doce césares.
Augusto”, LVIII, pág.
88.