Entre dos guerras



2 - Objetivo de estas páginas.

Cuando se vuelve la vista atrás y se estudian los últimos 100 años de la Historia Mundial, destacan cuatro momentos/acontecimientos claves en la misma: la Primera Guerra Mundial, la ascensión de los fascismos en sus diferentes formas en la primera posguerra, la Segunda Guerra Mundial y la gran revolución/transformación social de la segunda mitad del siglo XX (en la que algunos pretenden ver el auténtico fin del Neolítico...)

Las dos guerras mundiales conformaron en gran medida los acontecimientos del siglo XX, el período entre ellas fue un momento realmente “especial” en la Historia (tanto europea como mundial) y las consecuencias de todo ello cristalizaron en un momento “único” entre el fin de la II G.M. y la caída del Muro de Berlín. Menos de cien años entre Sarajevo y Berlín, y el mundo, al menos el occidental, ya no volvió a ser el mismo.

En esta primera PAC de la asignatura de Historia Contemporánea II se nos propone el estudio del acontecimiento que marcó el período entre ambas guerras mundiales, la aparición del fascismo (de los fascismos, en realidad), explicando las causas, características, rasgos diferenciadores... juntamente con la realización de un comentario sobre un discurso clave de Benito Mussolini, pronunciado en 1925 ante la Cámara Italiana. Ambas actividades se integrarán en este mismo documento, a fin de remarcar en la segunda todo lo que en la primera haya resultado significativo.

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3 - Introducción. El contexto histórico.

Difícilmente puede abordarse el estudio de los fascismos (de los que estudiaremos más a fondo el italiano y el alemán) sin hacer unas mínimas referencias al marco histórico en el que se producen.

Dicho marco no es único, y cabe distinguir en el contexto histórico dos líneas diferentes de influencias (aún no nos referimos a “causas”) en el período que va desde el fin de la I G.M. hasta el fin de la II G.M.

➊La primera cuestión a tener en cuenta es el que podemos llamar el “marco difuso” de Europa (junto con Rusia) en el momento estudiado. Ese marco está constituido por la importante -e inesperada- crisis de las ideas liberales que se produce en Europa al acabar la I G.M.

A principio de la década de 1920, el régimen político habitual era el parlamentario constitucional, basado en las ideas liberales que parecían destinadas a seguir fructificando y asentándose aún más. Sin embargo, a finales de la década de 1930 la situación había cambiado fuertemente, y el panorama político no era ni mucho menos el mismo. Si tomamos un mapa1 europeo de ese momento podemos ver, al Este, el régimen comunista de Rusia; a continuación, avanzando hacia el Oeste, se encuentra una franja de regímenes claramente dictatoriales (en mayor o menor grado), constituida (de Norte a Sur) por los Países Bálticos, Polonia, Hungría, Rumanía, Yugoslavia, Bulgaria, Albania y Grecia; más al Oeste, Alemania e Italia presentan las características propias del fascismo y del nazismo; otra franja más al oeste hace de “frontera ideológica democrática” y está formada por los Países Nórdicos, las Islas Británicas, los Países Bajos, Francia y Suiza. Hay que señalar dos importantes excepciones a esta distribución tan ordenada: Checoslovaquia mantiene aún un régimen democrático aislada en un entorno totalmente diferente, y España (junto con Portugal) es un apéndice dictatorial militar en el extremo occidental europeo.

Este vuelco desde el liberalismo hacia el autoritarismo tuvo como detonante, en gran parte, el rechazo a la situación revolucionaria que se vivía en Rusia, y como caldo de cultivo, el acceso “directo” a la política de las grandes masas de población, acceso que quebró el elitismo de las clases dirigentes tradicionales al incorporar elementos sociológicos inéditos hasta el momento.

➋El otro aspecto del contexto histórico a tener presente es el que podemos llamar “el marco concreto” europeo surgido a raíz del fin de la I G.M. El conflicto quedó cerrado en falso, y el tratado de paz de Versalles en 19192, con sus reparaciones de guerra y los repartos territoriales, estaba en realidad introduciendo un simple aplazamiento de la contienda.

La desaparición de los cuatro imperios que perduraban hasta la iniciación de la I G.M. (el zarista, el otomano, el austrohúngaro y el alemán) desestabilizó fuertemente la situación política general, y, en el caso de Alemania, la creación de la República de Weimar no constituyó en absoluto la ruptura con el pasado que hubiera sido necesaria para generar un futuro con menos dificultades. Por otro lado, Italia está sufriendo todavía en estos momentos las consecuencias de su confusa unificación y de sus aventuras coloniales africanas.

Y mientras tanto, en la entonces lejana Norteamérica, se está gestando la mayor crisis económica que ha conocido el mundo occidental, crisis que en el cambio de década agudizará los problemas europeos hasta límites insostenibles.

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4 - La aparición del fascismo: Italia, 1915-1945.

Bajo el término “fascismo”, tan cargado hoy como ayer de connotaciones y emociones de toda clase, se alberga tal variedad de “ismos” que sería bueno empezar recordando que el fascismo en sentido estricto es un fenómeno italiano. Solamente el nazismo alemán, por su carga doctrinaria y el recurso exhaustivo al Partido como elemento político cuasi-único, puede comparársele, como haremos más adelante.

Así pues, cuando hablemos de “fascismo” estaremos hablando de la ideología política totalitaria, revolucionaria en las formas, radical en lo social, surgida en Italia bajo el impulso de Benito Mussolini, il Duce3.

En esta definición, ni que sea aproximada, ya podemos reconocer las características esenciales del fascismo italiano: es totalitario porque excluye el pluralismo, dado que sus objetivos sólo pueden alcanzarse por la práctica monopolista del poder a través del Partido, identificado con el Estado; es revolucionario en las formas, desde la simbología hasta el vocabulario; es radical en sus objetivos de transformación social, en sus formas de organización política; es personalista a ultranza en la figura del líder, personaje único en el seno de un partido único en el que las masas de población quedan sumidas sin necesidad de parlamentarismos de interposición.

El fascismo italiano es, sin duda ninguna, un producto del final de la I G.M., cuando Italia se vio sometida al sentimiento nacional de perder en una guerra cuando se estaba en el lado vencedor. El coste material y humano de la guerra fue elevadísimo, y la situación de desempleo e inflación de la posguerra facilitó el ascenso de Mussolini y su doctrina.

En 1919, tras su paso por el socialismo, funda Mussolini el embrión de lo que sería después el Partido Fascista. En 1922, tras la Marcha sobre Roma, el rey Víctor Manuel llama al poder a Mussolini, que accede así al mismo de una forma “legal”, al menos para los parámetros del momento. Una vez obtenido el poder, y tras una corta etapa en la que se mantiene, de alguna manera, el respeto a las formas democráticas, se entra de lleno en la transformación de Italia en un Estado totalitario. Las leyes básicas decretadas desde 1925 hasta 1929 prohíben todos los partidos excepto el Partido Fascista, sustituyen el parlamentarismo por el corporativismo, dan toda la autoridad al poder ejecutivo y, dentro de este, a su dirigente máximo,... en resumen, las ideas liberales quedan sustituidas por las fascistas, que aspiran al control de todo, sobre todos y en todo momento.

Dicho control estuvo, en toda la andadura fascista, impregnado de ambigüedad. Dudas en lo económico (desde el librecambismo hasta el intervencionismo a ultranza), ambigüedad en las relaciones -al menos, en las ideológicas- con el comunismo, el supuesto “gran enemigo”, con el que tantos puntos en común tuvo el régimen fascista, ambigüedad en lo social, exaltando los valores tradicionales cuando se estaba deseando crear “generaciones de laboratorio”, ambigüedad en lo militar incluso, ya que la contribución italiana a la II G.M. no puede calificarse de eficaz ni mucho menos. Y en cualquier caso, hay que reconocer al régimen de Mussolini el no haber tenido connotaciones racistas (más allá de aquellas derivadas de las ideas colonialistas “tradicionales”) hasta que su alianza con Alemania le obligó -tibiamente- a ello.

La formación del Eje italo-alemán en la II G.M. llevará al fascismo italiano a la derrota militar en 1945 y al absoluto desprestigio político posterior.

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5 - El clímax del fascismo: Alemania, 1919-1945.

De la misma manera que en Italia -aunque no tan rápido- el fin de la I G.M. alza el telón para dar inicio a los acontecimientos que llevarán a la instauración del régimen fascista por antonomasia en el imaginario actual, el nazismo alemán.

La terminología no es baladí, y se usará el término nazismo para indicar que, aunque con muchos puntos en común, el régimen alemán se distingue lo suficiente del italiano como para justificar este término diferente.

➊En 1919, en el marco de la recién creada República de Weimar dirigida por el socialista Ebert, nace el NSADP4 (Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes, en lo sucesivo, Partido Nazi) Desde los primeros días milita en él un activo excombatiente de la I G.M., Adolf Hitler5. En la década de 1920, mientras el fascismo se afianza en Italia, el Partido Nazi, sin un apoyo electoral claro, va creando el núcleo de sus futuros dirigentes y fijando su doctrina, bajo el férreo control del dirigente máximo, Hitler. Dicha doctrina queda explicitada en su libro “Mi lucha”6, libro en el que se anuncian claramente ya en 1925 las ideas que se desarrollarán posteriormente al alcanzar el poder: creencia en la superioridad de todo tipo de la raza aria, con el antisemitismo como corolario inevitable; ambiciones territoriales, un expansionismo a ultranza que busca “espacio vital” a expensas de las fronteras establecidas y que conlleva la denuncia del Tratado de Versalles; anticomunismo exacerbado; denuncia de las instituciones democráticas, especialmente del parlamentarismo, lo que lleva a una organización política vertebrada sobre un Partido Único.

Es en 1930 cuando el Partido Nazi consigue un apoyo electoral fuerte, que le convierte en el segundo partido en escaños del Reichstag. En cuatro años ese apoyo popular sigue creciendo, y aunque no consigue nunca la mayoría absoluta, en 1933 Hitler es nombrado Canciller de Alemania por el Presidente Hindenburg.

Igual que en Italia, el Partido Nazi se ha hecho con el poder por medios “legales”, parlamentarios podría decirse, no exentos de hechos violentos y de manipulación de la opinión pública. Una vez en el poder, los nazis emprenden una rápida transformación de las estructuras del estado, transfiriendo sus funciones a un “estado paralelo” basado en el Partido. El éxito es absoluto, y las ideas nacionalsocialistas se imponen en toda Alemania, venciendo resistencias varias (comunistas, católicos,...) pero inútiles. El vendaval de la II G.M. , en cierta manera una continuación de la contienda de 1914, llevó al nazismo a una expansión territorial inimaginable (aunque Rusia, como con Napoleón, hizo valer su también inimaginable extensión...), a un extremismo total en sus ideas racistas (el Holocausto judío es sólo una parte de las consecuencias de ello), y a una catástrofe sin parangón en la historia ante los ejércitos aliados en el Oeste y las tropas rusas en el Este. El suicidio de Hitler el 30 de abril de 1945 (Mussolini fue ejecutado dos días antes, el 28 de abril) cierra esta dura etapa de la historia europea.

➋Siendo la situación alemana tan diferente de la italiana al final de la i G.M., cabe preguntarse por las razones que permitieron al nazismo llegar al poder de una manera tan rápida y tan “ordenada”. Una de ellas, clave en la cronología, es la gran depresión económica de 1929, que en Alemania adoptó la forma de una hiperinflación absolutamente desbocada (se llegó a pagar el pan con sacos de billetes, millones de marcos...) Las medidas gubernamentales en contra de esa hiperinflación hicieron recaer el peso de la crisis en la clase obrera, de la misma manera que la hiperinflación había golpeado la economía de la clase media tradicional. No obstante, otros países habían sufrido también los efectos de la “la Gran Depresión” y no habían adoptado este tipo de soluciones autoritarias. Otra de las razones -curiosamente, dado que era su “enemigo natural- que favorecieron al Partido Nazi fue la actitud del Partido Comunista, que con su frontal oposición a las posturas socialistas hizo, conscientemente o no, de “pinza” parlamentaria con los nazis, en un entorno político en el que las posiciones se iban extremando duramente y en el que realmente no había una tradición parlamentaria / democrática con suficiente peso para compensar esas posturas extremas. El proceso general del momento europeo de crisis de los valores liberales favorece también al nazismo, que es visto en muchas capas sociales como la única opción de futuro, el único capaz de canalizar adecuadamente las reivindicaciones nacionalistas muy exacerbadas por la reacción contra las condiciones del tratado de Versalles. También debe tenerse en cuenta la estrategia de absoluta negativa de Hitler a cualquier tipo de pacto con las fuerzas derechistas en el Reichstag, que le hubiesen puesto en una situación de inferioridad ante la opinión pública, y que le permitió acceder al poder en condiciones inusualmente ventajosas.

Puede decirse, sin temor a equivocarse, que todas esas razones expuestas dibujan un panorama en el que Alemania aparece como una nación difícilmente gobernable. El parlamento alemán, con una escasa tradición y un sistema de representación no proporcional harto discutible, no puede dar respuesta a la situación, y concede -no sin reticencias- poderes extraordinarios a quienes parecen que pueden hacerlo, abriendo así la caja de Pandora en la que cayó Europa y gran parte del mundo durante la década siguiente.

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6 - Fascismo versus nazismo.

Aunque en los dos apartados anteriores ya se han hecho algunas referencias a las características del fascismo y del nazismo, se pretende ahora dar una visión más general de las similitudes y de las diferencias entre ambos movimientos.

➊Respecto a sus similitudes, podemos ver que el acceso al poder es similar en ambos movimientos. En un medio político sin una excesiva tradición parlamentaria (recuérdese que las naciones italiana y alemana se forjan como tales hacia 1870), se van sembrando las semillas de la ideología fascista, con la ayuda de la situación creada por el final de la I. G.M. En ambos países, el medio natural de la ideología fascista es la clase media y media/baja, con la oposición (o, al menos, reticencia de la clase obrera) y el apoyo, en absoluto entusiasta, de la clase dirigente tradicional. Los problemas económicos, de empleo esencialmente, crean situaciones de violencia que son aprovechadas, cuando no generadas directamente, para el impulso del fascismo, siempre defensor de “la ley y el orden”. Tanto el fascismo como el nazismo basan su organización política en un Partido Único, excluyente de todos los demás, bajo un liderazgo carismático, indiscutido e indiscutible, del Führer y del Duce. Ambos rechazan el parlamentarismo, propugnan el control directo de la sociedad a través del Partido, y se apoyan en un sentimiento nacionalista, no universalista por más que, a nivel teórico, se aspire a esa universalidad. En el interior, las masas son el elemento novedoso en el ámbito político, usando sistemáticamente su apoyo manipulado como elemento legitimador. En el exterior, ambos usan al comunismo como enemigo a combatir a ultranza, aprovechando así el sentimiento general de miedo que se había generado en una buena parte de la población europea a raíz de la revolución bolchevique.

La mecánica del acceso al poder es, en ambos casos, pacífica, aprovechando sin dudar ni un momento los mecanismos legales que luego serán subvertidos. Alcanzado el poder, ambos movimientos desarrollan a toda prisa sus “revoluciones”, fagocitando y sustituyendo el Estado por el Partido.

➋Pero también encontramos diferencias entre el fascismo y el nazismo, los dos únicos fascismos que alcanzaron realmente todo el poder en sus países. La que siempre se comenta en primer lugar es que el fascismo italiano no fue en sus orígenes (ni en su ascenso al poder) racista, mientras que el nazismo nace con el referente antisemita (aunque su racismo se demostró luego más amplio) como punto clave en su ideología. En relación con ello, encontramos una fuerte diferencia en el recurso a la violencia entre Italia (más “moderada”) y Alemania (más “extremada”). También puede comentarse la gran diferencia existente en ambos países al acabar la I G.M. : mientras Italia, en el lado vencedor, sale muy malparada física y moralmente, Alemania consigue acabar la contienda sin haber sido invadida, por lo que los daños en el territorio y en el tejido industrial, agrícola,... son mínimos. Puede decirse que Italia “ganó mal” y Alemania “perdió bien”. También hay una diferencia apreciable en el propio mecanismo de acceso al poder, en el que Alemania utiliza al máximo el recurso electoral, cosa que Italia no hace. Y por último, llama fuertemente la atención el hecho de que en Alemania las ideas nazis se conocen a fondo varios años antes de la conquista del poder (el libro de Hitler Mein Kampf es de 1925 y hasta 1933 no es nombrado Canciller), mientras que Mussolini no explicita a fondo sus ideas políticas (1925) hasta unos años después de su toma del poder (1922), y en cierta manera parece que se ve “forzado” a ello por el caso Matteotti. Podría concluirse que en Alemania se sabía “mejor” hacia dónde se iba cuando se llamó a Hitler a la Cancillería...

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7 - Las ¿causas?

En las páginas anteriores se ha ido explicando alguna de las “razones” de la aparición del fenómeno fascista, se ha ido comentado la existencia de “condiciones” que lo favorecían... ¿es posible ahora dar un paso más allá y hablar de las “causas” del fascismo?

En el estudio de la Historia la causalidad debe ser siempre abordada con todo tipo de precauciones, ya que las relaciones causa-efecto adolecen de un doble problema: por un lado, la complejidad, que nos debería hacer abandonar siempre la fácil tentación de buscar “la” causa del devenir histórico; por otro lado, resulta que siempre sabemos los “efectos”, por lo que es fácil caer en la tentación de fabricar causas ad hoc para justificarlos. Así pues, con esas dos salvedades, trataremos ahora de dar unas visiones, unas interpretaciones, más generales de las causas que incidieron en la aparición del fascismo, aunque quizás sería más prudente hablar de los factores que contribuyeron a ello.

➊La primera interpretación que hay que comentar (para descartarla...) es que el fascismo fue la prolongación natural del capitalismo, que tuvo que recurrir a él para mantener su hegemonía en lo económico y su control en lo social. Es una interpretación que, evidentemente ha tenido un gran predicamento en los entornos marxistas7, enemigos tradicionales de la acumulación de capital, que sustituyen el imperialismo por el fascismo a la hora de hablar de las contradicciones del capitalismo. Sin embargo, es una teoría con algunas dificultades insuperables: ¿cómo es que el fascismo no triunfa en los países más capitalistas? ¿cómo es que, después de la II G.M., mientras el capitalismo triunfa en todos los frentes, el fascismo prácticamente desaparece? Cabe concluir que el capitalismo no fue pues el origen del fascismo, por mucho que se sirviera de él una vez asentado en el poder (Krupp).

➋Una segunda interpretación posible es la que afirma que el fascismo surge en los países que, por su relativa juventud, no habían pasado por la revolución industrial que tanto había contribuido a los cambios en otros países, y que les habría privado de la necesaria modernización y la consecuente estabilidad política. Si bien el caso de Italia parece encajar bien en esta teoría (Renzo de Felice, Ulrich Wheler) difícilmente se puede aplicar a Alemania. De hecho, el caso alemán es tratado con frecuencia en el sentido de “excepcionalidad”, y se achaca entonces la aparición del nazismo al violento choque entre unas formas, estructuras, mentalidades,... arcaicas en lo político y extremadamente modernas en lo económico.

➌La tercera interpretación que se baraja sobre las causas del fascismo es que se trató, sencillamente, de una reacción contra la amenaza comunista/bolchevique, que a raíz de la Revolución Rusa había hecho aparecer un sentimiento de miedo real en una gran parte de los países europeos. Es una interpretación defendida por autores liberales, como Ernst Nolte8, pero también por autores marxistas, como Otto Bauer9. Su argumentación afirma, por ejemplo, que todos los movimientos pre-fascistas surgidos antes de la Revolución Rusa habían sido de muy pequeña importancia, pero que después de esta, el fascismo irrumpió de pleno, como una reacción a la misma. También se basa esta interpretación en el comportamiento de los países no fascistas, quienes hicieron del fascismo una herramienta de contención del comunismo, considerado un mal mayor. Puede citarse al respecto la política inglesa de Chamberlain en Munich, o el apoyo inglés al franquismo durante la Guerra Civil española, por más que formalmente se hablase de “no intervención”. Se refuerza más aún esta teoría cuando se observa que hubo una relación temporal muy estrecha entre la desaparición del peligro comunista (al fijarse la política de bloques al final de la II G.M.) con la desaparición del fascismo como ideología válida, perviviendo de manera residual en España, en Portugal,... Se afirma así que no puede ser una coincidencia (tanto en la aparición como en la desaparición) por lo que se concluye que el fascismo tuvo su razón de ser primordial en la contención del comunismo.

➍Otra interpretación que se lee con frecuencia es la que afirma que el fascismo fue el producto de una fuerte descomposición social, de la desaparición del individuo diluido en la masa, del olvido desencantado de los ideales liberales sin ser sustituidos por ningunos otros, que condujo a la aparición del totalitarismo para llenar ese espacio abandonado (Hanna Arendt10).

En todas las interpretaciones anteriores encontramos un factor común, que pone de manifiesto que el fenómeno fascista es un fenómeno impensable fuera del momento entre guerras. El recuerdo de la anterior y la certeza de la siguiente facilitaron la oleada autoritaria en una gran parte de la Europa del momento.

Y para acabar con estas interpretaciones, y retomando la idea de la difícil explicación de la causalidad, hay que insistir en un hecho claro: las condiciones objetivas y los factores subjetivos potenciales del fascismo existían antes de la I G.M. Evidentemente, su existencia potencial no implicaba necesariamente su aparición, pero la dinámica de la I G.M., las consecuencias económicas y sociales de la misma, el miedo a la revolución bolchevique y la crisis de la gran depresión de 1929 fueron el catalizador necesario.

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8 - Los otros fascismos.

Aunque por motivos evidentes de espacio y del enfoque decidido para este trabajo no pueden tratarse con la misma profundidad, tampoco pueden obviarse los otros (impropiamente llamados) fascismos que surgen en paralelo a los fascismos más “puros”, más ideologizados, de Italia y Alemania.

➊Ya se ha comentado en la introducción la existencia de una franja de países, entre Rusia al Este y Alemania e Italia al Oeste, formada (de Norte a Sur) por los Países Bálticos, Polonia, Hungría, Rumanía, Yugoslavia, Bulgaria, Albania y Grecia, en las que surgen regímenes autoritarios, dictatoriales incluso, pero que no pueden, por sus características11, ser llamados “fascistas” en el mismo sentido que tiene esa palabra en Italia o Alemania. Es cierto que en la mayoría de esos países surgen grupos fascistas, ideológicamente hablando, pero que en ningún caso alcanzan el poder político como sí sucedió en Italia y Alemania. En cierta manera, puede decirse que en esos países el fascismo “es contenido” por regímenes autoritarios, que son los encargados entonces de la contención del peligro comunista (en este caso, no tan “supuesto” por cuestiones fronterizas evidentes). Puede hablarse de Hungría12 como un ejemplo paradigmático de lo ocurrido en estos países. Tras la finalización de la I G.M., con las enormes pérdidas territoriales que supuso la desmembración del Imperio Austro-Húngaro, con los profundos problemas étnicos planteados, y con la crisis económica después de la sangría de la guerra, las condiciones del país eran las adecuadas para cualquier proceso revolucionario. Este se produce, en principio de manera pacífica, pero de signo izquierdista, y Béla Kun lidera un corto período de auténtico “terror rojo”. La reacción no se hace esperar, y Miklós Horthy instaura un poder autoritario de signo esta vez derechista, ultraconservador., pero sin los rasgos definitorios del fascismo vistos en los apartados anteriores. La contención del comunismo lleva también aparejada la contención del fascismo, y Horthy mantiene una cierta equidistancia entre ambos “ismos”, al menos hasta el principio de la II G.M., en la que toma partido por el Eje. Ante el sesgo que va tomando la contienda, Horthy intenta desligarse de Alemania, pero es depuesto y arrestado a mediados de 1944, y Hungría es invadida por el ejército alemán.

➋En la otra punta de Europa, en la Península Ibérica, Portugal y España han instaurado dos regímenes autoritarios, dictatoriales, de la mano de Salazar y de Franco respectivamente. En el caso portugués, el acceso al poder de Salazar (en 1932) se hace de forma pacífica, y sus ideas derechistas conservadoras le llevan a implantar una régimen dictatorial, con algunos rasgos fascistas (como el corporativismo) aunque formalmente mantuviera las apariencias republicanas. Franco, sin embargo, conquista el poder por la fuerza de las armas, en una sublevación militar contra el poder legítimo, que pierde la guerra civil después de tres años de lucha, en lo que se ha considerado muchas veces como un anticipo de la II G.M. El régimen franquista tiene, evidentemente, simpatías y rasgos fascistas, pero no puede calificarse plenamente como fascista (por ejemplo, el recurso a las masas no es fundamental en el franquismo, que se basó más bien en algunas élites escogidas) , aunque adoptase algunos de sus formalismos. La dictadura franquista, que suavizó sus formas cuando la guerra fría hizo bueno cualquier régimen opuesto al comunismo, llevó a los militares a los puestos claves del poder, de manera que puede decirse que fue el ejército el que hizo el auténtico papel de Partido Único, que no hacía en la realidad la Falange, ni antes, ni mucho menos después, de su unificación.

Por último, saliendo de la vieja Europa, encontramos regímenes con alguna forma de fascismo o de filofascismo al menos, como Japón, Uruguay, Argentina,... pero que ideológicamente están ya muy alejados del “núcleo duro” fascista alemán e italiano.

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9 - Un discurso de Mussolini.

Como ampliación del estudio realizado, se hace a continuación un comentario sobre una fuente textual13 relacionada muy directamente con una parte del mismo.

➊Se trata de un discurso de Benito Mussolini, pronunciado ante la Cámara del Parlamento italiano, en Roma, el día 6 de junio de 192514. Es un texto no para ser leído sino declamado, y por ello se observa en él un lenguaje ampuloso y exaltado15.

➋En el momento de pronunciarse este discurso, Mussolini ya lleva casi tres años en el poder, dado que está ejerciendo de Jefe de Gobierno desde octubre de 1922. En este tiempo, Mussolini se dedica a preparar su acceso al poder absoluto, que de momento no tiene. Para ello empieza con la modificación -muy favorable para sus intereses- de la ley electoral, que se aprueba en 1923 (235 votos a favor, 139 en contra, 77 abstenciones... aún no tiene todos los resortes del poder en su mano, y hay una cierta oposición liberal, socialista... que no supo ver la trascendencia de la modificación aprobada) . En abril de 1924 se celebran elecciones ya bajo la nueva normativa, y el fascismo obtiene 374 escaños frente a los 134 de socialistas, populares, demócrata-cristianos y comunistas. El triunfo es claro, pero el día de la constitución de la nueva Cámara un diputado socialista, Matteotti solicita, en un duro discurso, la anulación de las elecciones. Sin estar claro que Mussolini diera la orden16, Matteotti es secuestrado y asesinado por elementos fascistas empujados por Marinelli, Secretario del Partido Fascista. Ante lo que podía haber sido una situación extremadamente perjudicial para sus proyectos por las reacciones que se produjeron (tanto internacionales como en la propia Italia), Mussolini “se crece”, y el 3 de enero de 1925 pronuncia un discurso en el que asume la responsabilidad por la muerte de Matteotti y que se considera como una declaración de sus intenciones dictatoriales. En ese discurso lo deja bien claro:

Ebbene, dichiaro qui, al cospetto di questa Assemblea e al cospetto di tutto il popolo italiano, che io assumo, io solo, la responsabilità politica, morale, storica di tutto quanto è avvenuto(...)

Allora viene il momento in cui si dice basta! Quando due elementi sono in lotta e sono irriducibili, la soluzione è la forza. Non c'è stata mai altra soluzione nella storia e non ce ne sarà mai. Ora io oso dire che il problema sarà risolto. Il fascismo, Governo e Partito, sono in piena efficienza(...)

L'Italia, o signori, vuole la pace, vuole la tranquillità, vuole la calma laboriosa. Noi, questa tranquillità, questa calma laboriosa gliela daremo con l'amore, se è possibile, e con la forza, se sarà necessario.”17

El nuevo orden anunciado no tarda en empezar a ser desarrollado, y entre 1925 y 1926 serán dictadas las llamadas “leyes fascistísimas”: juramento de fidelidad de los funcionarios al Estado, unión en un sólo cargo del Jefe de Gobierno, Primer Ministro y Secretario del Estado, ley de control de la prensa, modificación de las leyes de régimen local (los ayuntamientos pasan a ser regidos por un cargo nombrado directamente por el ejecutivo), abolición del derecho de huelga, control de los sindicatos...

➌Así pues, en el mes de junio de 1925, cuando se pronuncia el discurso que estamos comentando, Mussolini ya ha anunciado sus intenciones políticas en el discurso del 3 de enero, y ya se están gestando las leyes fascistísimas. Por tanto, en su discurso del 6 de junio ya pueden encontrarse claramente explicitados algunos elementos básicos del futuro desarrollo de la política fascista, elementos ya anunciados y ya en vías de desarrollo legal/normativo. Trataremos de reconocerlos y ponerlos en relación con las características básicas del fascismo italiano expuestas en anteriores apartados de este trabajo.

Estatalismo/Totalitarismo: punto básico del fascismo italiano, e idea básica expuesta en el discurso de Mussolini: “Todo en el Estado, todo por el Estado, nada fuera del Estado” El Estado fascista exige a sus miembros absoluta lealtad, entrega decidida a un objetivo común (“Credere, obedire, combatere”, Mussolini dixit), con un poder no compartimentado (legislativo, ejecutivo, judicial,... ¿para qué?) , que conlleva la aceptación de un Partido único que aglutine esos esfuerzos, una prensa única que los difunda junto con una verdad también única, una educación única que les dé futuro y continuidad, una economía única que les permita desarrollarse correctamente,...

Elitismo: desconfianza y negación de la democracia liberal tradicional, que hace a todos iguales a través del sufragio universal, así que son las élites fascistas bien formadas las que deben regir los destinos de las naciones: “...la creación de clases: ...presta a morir, ...competentes y rectos, ...enérgicos y autoritarios, ...inteligentes y atrevidos, ...soberbios...” La idea de clase en el fascismo no es, evidentemente, la idea de clase que otras doctrinas manejan, y se usa aquí por Mussolini como sinónimo de grupo, de élite,... el fascismo cree en la desigualdad, y no sólo la acepta como un hecho incontrovertible del devenir histórico, sino que la crea, la busca, y le justifica la obediencia ciega en un líder único, el más desigual de todos...

Idealismo/mesianismo: se rechaza la interpretación “materialista” de la historia (especialmente, la lucha de clases como motor de la misma) y se pretende, de una manera infundadamente optimista, que la nación italiana, bajo la dirección fascista, podrá crear un orden nuevo, una sociedad nueva, un hombre nuevo, sin las cortapisas que las ideas liberales ponían a esa transformación: “...el fascismo se presenta llamado a dirigir los destinos del pueblo italiano. Es la fuerza nueva, que señala el advenimiento de los tiempos nuevos (...) Muy pronto los conceptos de fascismo y de Italia se confundirán en un mismo pensamiento (...) creación de un régimen político nuevo...” El fascismo se autotitula así como la única fuerza capaz de ofrecer alternativas al caduco régimen liberal...

Romanticismo/irracionalismo: frente a la tradición racionalista anterior, el fascismo desconfía de la razón como referente único de las actuaciones políticas (en general, de todas las actuaciones) y por ello aparecen elementos “irracionales”, de un romanticismo entendido como oposición o al menos, complemento, de la razón: “...soberbia confianza en nuestro espíritu, sentimos que regula el ritmo de nuestro corazón (...) Detrás de esta armadura, toda una cantera está en obra (...) ...nuestra fórmula...” Ante el diálogo, ante el cuestionamiento de las diferentes maneras de abordar y resolver un mismo problema, el fascismo ofrece dogmas incontrovertibles (como por ejemplo el del “destino” de las naciones elegidas, como la italiana), cómodos de seguir y de aplicar, aunque sean tan empobrecedores...

En conclusión, un discurso en el que se concretan algunas de las ideas clave del futuro desarrollo del fascismo en Italia, y que en el fragmento que se ha estudiado gira esencialmente sobre la estatolatría laica,pagana, propia de la ideología mussoliniana.

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10 - Biblio y webgrafia.

A)Los libros (y otro material en papel) utilizados para documentar el trabajo se exponen a continuación en el habitual orden alfabético, especificando los capítulos utilizados realmente:

1.-HOBSBAWM, E., “Historia del Siglo XX”, Crítica, Barcelona, 2007. (Capítulo IV: “La caída del liberalismo”)

2.-TORTELLA, G., “La revolución del Siglo XX”, Taurus, Madrid, 2000. (Capítulo VII: “Los fascismos”)

3.-VEIGA, F., “El món d'entreguerres”, Mòdul 1 de l'assignatura “Història contemporània II”, Ed. UOC, Barcelona, 2002.

4.-VILLANI, P., “La edad contemporánea, 1914-1945”, Ariel, Barcelona, 1997. (Capítulo II: “Paz, estabilización y fascismo”, Capítulo III: “De la prosperidad a la crisis económica”, Capítulo IV: “Los años treinta en Europa”)

5.-VILLARES, R. y BAHAMONDE, A., “El mundo contemporáneo, Siglos XIX y XX”, Taurus, Madrid, 2001. (Capítulo IX: “Política para una sociedad de masas. Democracias y fascismos en la época de entreguerras”)

(Se ha evitado, a lo largo del trabajo, poner citas concretas a estos textos a pie de página, para facilitar la lectura. En realidad, se han trabajado más o menos por igual, usando el texto de Hobswabm como marco teórico general, el de Villani como hilo cronológico conductor, y los de Tortella, Villares y Bahamonde como fuentes de datos concretos y de las diversas interpretaciones del fascismo)

 

B)La información utilizada basada en la WEB, aunque ya se ha ido citando a lo largo del trabajo, se expone a continuación agrupada temáticamente para seguir mejor el cómo se ha incorporando al mismo. (Los enlaces se han comprobado todos el 30/03/2008 a las 21 h.)

Documentos importantes:

Tratado de Paz de Versalles (1919):
Marco general:
http://clio.rediris.es/udidactica/IGM/tratados.htm
Texto completo:
http://www.dipublico.com.ar/instrumentos/8esp.html

Los 25 puntos del NSDAP (1920): http://www.geocities.com/nihil0x/25puntos.htm

MeinKampf online (1924-1926): http://www.libreopinion.com/members/cns/mk0.htm

Discursos de Mussolini:

6-junio-1925:
Fragmento propuesto:
http://documentossigloxx.blogspot.com/2007/06/blog-post.html
Citado en:
http://www.historiacritica.org/images/stories/hitlerymus.pdf

Todos los discursos de Mussolini: http://www.dittatori.it/discorsimussolini.htm

Un discurso de Mussolini en vídeo: http://www.dittatori.it/credereobbcomb.WMV

Discurso completo del 3 de enero de 1925: http://www.dittatori.it/discorso3gennaio1925.htm

Biografías sucintas básicas:

Mussolini: http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/2WWmussolini.htm

Hitler: http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7055.htm , http://www.vidasdefuego.com/hitler.htm

Sobre las interpretaciones de los fascismos:

Andreu Nin (1930): http://www.fundanin.org/nin13.htm

Dimitrov (VII Congreso de la Internacional Comunista, 1935): http://www.glayiu.org/?accion=ver&tipo=analisis&id=1274

Ernst Nolte (2000): http://www.clarin.com/diario/2000/06/29/s-03801.htm

Otto Bauer (por Ernest Mandel, 1976) www.ernestmandel.org/es/escritos/pdf/ernest-mandel-el-fascismo.pdf

Hanna Arendt: http://usuarios.lycos.es/politicasnet/autores/arendt.htm

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La legge marziale del fascismo entra in pieno vigore. Dietro ordine del Duce i poteri militari, politici e amministrativi della direzione del partito vengono riassunti da un quadrumvirato segreto d'azione, con mandato dittatoriale.” (Benito Mussolini, octubre de 1922, Proclama de la “Marcia su Roma”)

When I resume active work it will be necessary to pursue a new policy. Instead of working to achieve power by armed coup, we shall have to hold our noses and enter the Reichstag against the Catholic and Marxist deputies. If outvoting them takes longer than outshooting them, at least the result will be guaranteed by their own constitution. Any lawful process is slow...Sooner or later we shall have the majority--and after that, Germany.” (Adolf Hitler, en la cárcel en 1924, citado por William Shirer en “The Rise and Fall of the Third Reich”, Fawcett-Cress Publishers, N.Y., 1992, pp 169-170)

 

José Carlos Vilches Peña

En Vielha, a 30 de marzo de 2008

11 - Notas en el texto.

1Villares, 2001:254

2Un resumen de los tratados al final de la I G.M. puede verse en la dirección siguiente: http://clio.rediris.es/udidactica/IGM/tratados.htm

Y el texto completo del tratado de Versalles, en https://www.dipublico.org/1729/tratado-de-paz-de-versalles-1919-en-espanol/

3De la infinidad de minibiografías de Mussolini que circulan en la red, puede seleccionarse una no demasiado tendenciosa: http://spartacus-educational.com/2WWmussolini.htm , aunque la referencia obligada en papel es el libro “Mussolini” de Richard Bosworth (Ed. Península)

5De la infinidad de biografías que circulan en la red sobre Adolf Hitler puede seleccionarse esta como ejemplo: http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/7055.htm y esta otra, un tanto diferente: http://www.vidasdefuego.com/hitler.htm

7Es curioso leer lo que escribía Andreu Nin al respecto en 1930: http://www.fundanin.org/nin13.htm

o lo que escribía Dimitrov en el VII Congreso de la Internacional Comunista en 1935: http://www.glayiu.org/?accion=ver&tipo=analisis&id=1274

8Noticia de prensa del año 2000 (New York Times News Service): http://www.clarin.com/diario/2000/06/29/s-03801.htm

9“Otto Bauer, en su teoría, ve el fascismo como la unidad de tres elementos: el desclasamiento de sectores de la pequeña burguesía a causa de la guerra; la depauperización de otros sectores debida a la crisis económica, que los empuja a romper con la democracia burguesa; y el interés que posee el gran capital en elevar la tasa de explotación de los trabajadores y que exige la eliminación de la oposición de la clase obrera y sus organizaciones ” Ernest Mandel, 1976, en www.ernestmandel.org/es/escritos/pdf/ernest-mandel-el-fascismo.pdf

10Un resumen de su vida y su obra, con algunos enlaces interesantes, puede verse, por ejemplo, en http://usuarios.lycos.es/politicasnet/autores/arendt.htm

11Hobswabm, 2007:123-124

12Tortella, 2000:232

13Puede leerse aquí: http://documentossigloxx.blogspot.com/2007/06/blog-post.html , es el segundo documento del apartado “Italia de Mussolini”, citado de Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 85.

14Para la datación, véase la nota al pie nº 25 del documento http://www.historiacritica.org/images/stories/hitlerymus.pdf

o bien consultar la cronología completa (con textos en italiano) de los discursos de Mussolini en la dirección http://www.dittatori.it/discorsimussolini.htm

15Para hacerse una idea de la dicción y recursos del Duce como orador, nada mejor que ver y escuchar uno de sus discursos, por ejemplo este: http://www.dittatori.it/credereobbcomb.WMV

16Villani, 1977: 73-74